Like most people of my age, I just existed


Kick Ass









Version Adam / Destinos Entrelazados

Se me ha pegado en el coco la idea de escribir ciertos capitulos, o fragmentos de ellos desde el punto de vista de mi querido Adam. Hay cosas que quiero que sean contadas por el propio Adam y no mediante las torpes palabras de Liz ni mis respuestas de comentarios

Lejos
Grite a todo pulmon, como habia hecho todo este tiempo. Estaba volviéndome loco, no, el estaba volviéndome loco. Me jale el cabello nervioso, fuera de mi.  



- deja de hacer este espectáculo – murmuro – de nada servirá, mami no vendrá a salvarte.


Chille despavorido y me hice un ovillo en el rincón mas cercano. Me tape los oídos con las palmas de las manos, meciéndome de un lado al otro como si fuera un niño. Cerre los ojos con fuerza pero sus risas me hacían abrirlos una y otra vez, temiendo encontrármelo frente a mi dispuesto a destruirme.


- puedes oírme, chiquillo – murmuro de nuevo – puedes cortarte las orejas, huir hasta el mismísimo culo del mundo pero aun asi seguirías oyéndome. Estoy dentro de ti. ¡Aceptalo!


Temble como si fuera una diminuta hoja. Al oir esa voz retrocedía años instantáneamente. La misma voz que habia escuchado 5 años atrás antes de perder la conciencia para que, cuando volviera en si, viera a mis padres asesinados del modo mas animal.


- ¿todavia te duele? ¿no lo superas todavia? ¡marica!


- ¡cállate!


Llegaba al colapso nervioso de solo pensarlo, mis padres…


- ¿Y si lo vives de nuevo? – exclamo – ¡quizás asi lo superas de una maldita vez!


Abri los ojos con temor a sus palabra. No sabia como reaccionar al ver donde me encontraba. Me levante con sigilo, observando el pequeño comedor de madera, la sala con los sillones de cuero sobre los cuales estaban regados los exámenes que papa acababa de revisar. El penetrante aroma de las azucenas que mama siempre traia del trabajo era tan vivido que por un momento pensé que el tiempo habia retrocedido, dispuesto a darme una segunda oportunidad, de regresarme mi vida.


Camine por todo el apartamento, reconociéndolo y haciéndolo sentir tan mio como solia ser. En la repisa observe las diferentes fotos de nosotros: la de la boda y recepción de papa y mama, en la que papa abraza a mama embarazada de mi, en la que salimos los 3 juntos y una en la que salía solo yo, sin un diente para mi vergüenza personal. Me detuve en la que mama salía embarazada de mi, habia tanto amor en esa foto que incluso ahora me llenaba de lagrimas. Solia reirme cuando me contaban que marcaban los dias que faltaba para mi nacimiento en un calendario. Tanto amor, todo inexistente ahora.


Segui recorriendo el lugar hasta que finalmente llegue a mi habitación, estaba desordenada, algo que no habia cambiado mucho en los últimos años. Algo se removió en la cama. Me acerque hasta quedar de frente, trate de remover la sabana pero me encontré con que atravesaba todo lo que tocaba. Observaba mi mano confundido cuando la sabana se removió tanto que cayo al piso, dejando a ver un niño con pijamas de Tom y Jerry.


Abri la boca, emocionado de verme a mi mismo. Mi cabello corto, bastante comparándolo con como lo tenia ahora. Seguia removiéndome(o removiéndose) en la cama, trate de tocarme la cabeza para tranquilizarme pero cada vez me movia mas.


Mi versión más joven comenzo a hiperventilar mientras su movimientos se hacían mas bruscos. Casi parecía una escena sacada del Exorcista. Se erguía por la columna para luego caer pesadamente en la cama. Trate de tomarlo entre mis brazos, pero siempre terminaba traspasándolo.


- siempre te preguntaste que paso esa noche, ¿no? – murmuro de nuevo – ahora lo sabras.


El yo pequeño abrió los ojos de golpe, pero no me reconoci en esos ojos frio y rojos. Una extraña aura de maldad lo rodeaba, de algun modo se miraba mucho mayor que la edad que aparentaba. Por un momento tuve la impresión que me miraba directamente, y si lo hacia me ignoro por completo y salió de la habitación. Lo segui temiendo por mi propia seguridad tanto como la enorme curiosidad que se habia creado dentro de mi los últimos años.


El niño atravesó el pasillo y se detuvo frente a la habitación de papa y mama. Retrocedi al imaginarme las posibilidades. No habia modo de que fuera verdad, yo… yo no pude haberle hecho algo asi a ellos…


Suspire hondamente, recobrando valor, seguro de que habia una explicación lógica. Entre la habitación, confiado de que encontraría al niño abrazando a mama pero no fue lo que encontré. La versión mas joven de mi estaba estrangulando a mama mientras a su lado yacia el cuerpo descuartizado de papa. Grite como nunca lo habia hecho. Entonces todo se sumio en la oscuridad y me encontré en el callejón sucio de nuevo.


- eso es mentira – solloze – yo no los asesine


- claro que si – murmuro la voz - ¿Cómo crees que tu fuiste el único sobreviviente? ¿No me digas que realmente creiste que un asesino iba a tener compasión de un niño como tu y dejarte ileso.


- yo los amaba… ¡no pude hacerles eso!


- claro que los amas, solo que… te vencieron tus instintos.


Trate de pegarme tanto a mi mismo que la coalición me hiciera desaparecer ahí mismo pero no ocurrió. ¡yo los habia matado! ¡yo, yo,yo y nadie mas que yo! Todo comenzo a dar vueltas, primero habia asesinado a mis padres y luego habia intentado hacer lo mismo con Lizzie. ¿Cómo podia ser digno de vivir? Yo debía ir al mismo infierno.


- creeme – murmuro – no es nada extraordinario, estas bien aquí


- ¿Quién eres? – pregunte jadeante


- soy… soy tu


-¡no! Yo no puedo ser tan…


- ¿cruel? ¿despota? ¿maldito? Adelante, me han dicho de todo, dudo mucho que tu puedas decirme algo que me lastime, niño.


- Lizzie no era la peligrosa, ella solo buscaba como protegerse. ¡era yo!


- ¿hasta ahorita caes en la cuenta?


En mi mente se repetían una y otra vez todos los asesinatos que mis manos habian ocasionado, los gritos retumbaban en mis oídos y casi podia sentir la sangre correr por mis dedos. Pero de todo, lo que siempre revivía mas que nada era lo que le habia dicho a Lizzie. Me sentía como un completo imbécil cuando le dije que solo traia desgracia, ella no tenia culpa de nada salvo querer vivir. Era yo quien la habia hecho temer por su vida quien sabe cuantas noches. Yo. Yo.


- ¿no crees que te das demasiado crédito? Despues de todo soy yo el que hizo todo eso, tu eres tan debilucho que hasta para matar una cucaracha te cuestionas mucho.


-¿Quién eres? – volvi a preguntar - ¿Por qué haces esto conmigo?


- soy un demonio, ¿feliz?


Pegue mi cabeza a la pared al escucharlo. ¿demonio? En cualquier momento me acusaría de loco, yo mismo buscaría como internarme en un manicomio pero sabia que no era alguna jugarreta de mi mente. Yo habia vivido como Liz me habia controlado, como ese ‘’amigo’’ suyo me habia elevado en el cielo, torturando en silencio, como me habia desvanecido hasta aparecer aquí. Habia vivido lo suficiente como para saber que todo tenia sentido.


- ¿que haces en mi cuerpo?


Preguntaba con un hilo de voz y los ojos llorosos. No era capaz de exaltarme ni nada. Estaba paralizado, temiendo que yo significara un peligro incluso para mi mismo.


- no lo se


- ¡¿Cómo que no lo sabes?! – grite en un estado nervioso tal que con costo podia controlar el vaivén de mi manos.


- ¡Que no lo se! ¿quieres que te lo deletree? Todo lo que se es que cuando desperté, esa estúpida noche en Brooklyn ya estaba en tu cuerpo. Compartimos este cuerpo, aprende a vivir con eso como yo lo he hecho.


- por mi ellos sufrieron tanto… por mi no vivieron plenamente… por mi Liz siempre se alejaba, por eso siempre me temia.


- ¡oh, por favor! Supera lo de tus padres de una vez, ¿si? Ya ocurrió, no puedes traerlos a la vida de nuevo. Y en lo que respecta a tu amiga, a ella si la salvaste ¿ok?


- ¿la… la… la salve?


- si – refunfuño - ¿Por qué crees que no esta muerta ya? Tu te interponías de algun modo. Y para colmo tus estúpidos sentimientos interfieron sobre mi… ya no puedo matarla. Esa estúpida necesidad tuya de protegerla ahora también es valida en mi.


Fue ahí cuando me di cuenta que solo recapitulaba las veces que él se habia empeñado en matar a Liz y habia olvidado por completo las ultimas semanas cuando no podia aniquilarla a pesar que la tenia en sus manos. Un escalosfrio recorrió mi espalda al pensar lo cerca que estuvo la muerte de Lizzie pero… eso parecía ser cosa del pasado. Él realmente habia dejado de un lado sus deseos de matarla y habia jurado protegerla, del mismo modo que yo deseaba hacerlo.


- ya no quieres lastimarla


- no, maldita sea, no


Me quede callado unos segundos pero la rabia llego de nuevo a mi. Me levante lo mas rápido que pude y comenze a darle puñetazos a la pared de ladrillos, mis nudillos estaban sangrando bastante pero eso no me detenia, estaba dispuesto a hacer lo mismo con mi cabeza cuando me detuve o mejor dicho me detuvieron


- ¡eso no cambiara nada del daño que hicimos! – regaño - ¡crece de una vez! Ya no eres un niño que necesita que le digan que todo estará bien. ¡Nada estará bien! Asesinaste a esas personas, las alejaste de las personas que amaban, casi haces lo mismo con esa chica, ¡aceptalo! Pero no lograras nada con partir tu cabeza en dos.


Me desplome en el asfalto, tenia toda la razón pero ¿Qué podia hacer? ¿quedarme con los brazos cruzados después del dolor que habíamos ocasionado?


- no puedes regresarlos a la vida


- pero puedo vengarlos…


Esa voz en mi mente se carcajeo


- ¿y puedes decirme como, niño listo?


No sabía cómo hacerlo pero debía haber algo que pudiera hacer. Aunque fuera lo más mínimo, eso serviría para sentirme menos culpable.


- ¿estamos condenados para siempre? – pregunté


- ¿a qué te refieres con eso?


- tú y yo, en el mismo cuerpo, ¿no hay modo de cambiarlo?


- no lo se


- ¡¿Cómo no lo vas a saber?! – grité. Estaba completamente alterado, mis manos temblaban terriblemente y todo mi cuerpo estaba helado


- ¡No lo se! – exclamo esa voz interna – he pasado años tratando de descubrir la razón exacta pero jamás lo he descubierto, la única persona que me lo puede decir esta incomunicada conmigo


- ¿¡eres un demonio y no puedes comunicarte con alguien!? ¡eres un demonio tan patético!


Mi cabeza fue jalada hacia atrás de manera brutal. Tense la mandíbula tratando de soportar el dolor que me causo el golpe contra la pared.


- escucha – susurró – no soy quien para soportar tus rabiertas, sigues así y créeme, haré que nos separen para poder matarte a gusto.


Empujo mi cabeza hacia adelante, como si realmente fuera una persona capaz de tocarme.


- ¿no hay alguien que pueda…?


- solo en el infierno – traté un momento en comprender que no hablaba en alguna clase de maldición, se refería al infierno, literalmente


- ¿¡y porque no has ido!?


- necesitaba que tu parte humana estuviera… de acuerdo, podríamos decir.


Me levante emocionado.


- ¡yo estoy de acuerdo!


- no comprendes, es más que eso, mucho más. Puedes entrar, el problema es la salida. Cuando un alma humana va al infierno, las posibilidades de que salga son casi inexistentes.


- ¡pero hay!


-¡niño, que no escuchas! ¡puedes quedarte ahí de por vida, podemos quedarnos ahí de por vida!


Sabia lo que arriesgaba, pero lo que habia hecho sufrir a tanta gente era más de lo que podia soportar. Si moria, si quedaba en el infierno de por vida daba lo mismo, me lo merezco por todo el dolor que he causado pero no pensaba quedarme con los brazos cruzados, debía intentar algo, lo que fuera.


- ¿acaso te gusta como vivimos ahora? Aquí el único que pierde soy yo, tú te puedes quedar allá, donde supongo es un buen lugar para ti.


Hubo un silencio mental. No podía oir ni mis pensamientos, ni su voz, o ¿quizás su voz también era parte de mis pensamientos?


- No hay regreso atrás. No digas que no te lo advertí.


Miré a todos lados, asegurándome que no hubiera nadie a mi alrededor. Su voz se volvió más cavernosa, murmuraba en algún dialecto antiguo, casi sonaba a un cántico. Todo comenzó a nublarse a medida que elevaba la voz. Sentí una presión inmensa en la cabeza, como si de un momento a otro explotaría. Un frío insoportable perforó todos mis órganos internos. Aspiré hondo y se duplico la perforación en mis pulmones.


- Bienvenido al infierno – dijo


Retrocedí rápidamente al ver que había alguien a mi lado.


- por favor, deja ya esas infantileces – dijo con la misma voz que habia escuchado en mi mente.


- eres… yo, tú. ¿pero cómo?


- no lo se, no soy el director técnico de este lugar. Confórmate con que nos hayan separado, dudo mucho que duráramos más de 5 minutos teniendo solo tu aspecto.


Eso no tenía discusión. Su rostro era definitivamente no humano. Simplemente no habia palabras para describirlo, su mandíbula protuberante y sus ojos hundidos y rojos matarían de un susto a cualquiera.


- vamos – dijo con voz cavernosa, nada que ver con la que sonaba en mi cabeza.


- ¿Por qué?...


- aquí no estamos unidos por ningún lazo, por lo que veo. Volvi a ser quien era antes… pero aun así se todo lo que piensas.


Caminamos por lo que parecían kilómetros. Varias veces mi presión bajo a niveles alarmantes al ver los paisajes infernales semejantes a alguna construcción rocosa marítima, el frío polar no ayudaba en nada y mucho menos los miles de ojos que me miraban con deseos de sangre. El demonio tuvo que estar jalándome, y advirtiéndole con la mirada a todo aquel que se acercaba demasiado a nosotros.


- ¿no están acostumbrados a visitas de mi tipo?


- si lo están… pero para la cena.


Luché por no atragantarme con mi propia saliva. Él sonrió de modo espeluznante.


- ¿Cuál es tu nombre?


- tengo muchos nombres… - dijo concentrado en el camino – no mereces conocer ninguno.


El frío se elevó todavía más y todo se volvió más oscuro.


- ¿Cuánto falta para que lleguemos?


- ya llegamos.


Frente a mí se abría lo que parecía ser un mar negro cubierto por neblina verde. En el cielo gris volaban almas en pena, no había duda de eso. Una con rostro de mujer se acercó a mi.


- no la toques, te llevará a un sitio que no quieres ir nunca.


Extendió la mano y el alma salió espantada. La tierra debajo de mi tembló, estaba a punto de retroceder cuando la niebla se disipó y me dejó ver que un bote de madera podrida nos llevaba hacia una extraña media luna de piedras puntiagudas.


- ten cuidado con él. Le encanta manipular a los demás mediante engaños, solo… no busques motivos para caerle mal.


- no los buscare


- no te preocupes por buscarlos tú, él los buscará.


- ¿entonces para que?...


- ¡calla!


La media luna se cerró detrás de nosotros. Una tenue llama iluminó el sitio permitiendo ver el perfil de alguien sentado en un trono.


- tiempo sin verte, Vyhnanství. ¿O debería llamarte Chris?


El tipo se rió mientras mi otro yo echaba humo por las orejas.


- Dejate de bromas, necesito tu ayuda ahora. Pero claro que eso debes saberlo, si sabes lo de ese nombrecito.


- ¿es ese? – preguntó señalándome – jamás un humano se había atrevido a venir aquí. Tan desesperado estás, Exiliado? ¿con que mentiras lo trajiste?


- vine por mi voluntad – exclame


- ¿Qué te dije?


- ¡habla! – exclamó el ser en penumbras - ¡y tu lo quieres callar, déjalo! ¿sabias que ahora también los animales tienen derechos?


- ¡necesito que me digas como separarnos!


- ¿separarse?


La luz se hizo presente de golpe. Era un tipo joven, casi parecía de mi edad. Su rostro era humano, todo lo contrario a lo escalofriante que había visto eran las caras de los demás demonios, sujetaba un libro con fervor.


- y tu, animalito – dijo mirándome con curiosidad – ¿estás de acuerdo con sus deseos?


- si – dije sin titubear – tengo que…


- hacer algo, no quedarte con los brazos cruzados, lo se. Ya lo repetiste muchas veces en esa pequeña mente tuya.


Se levantó con aire pensativo y caminó a nuestro alrededor.


- ¿lo que sea?


- lo que sea – respondimos al unísono.


- bien… No puedo separarlos


- ¡Maldito cabrón, claro que!...


- pero no quiero. Verás, el universo tiene su equilibrio. A ti te castigaron por lo que hiciste, y mi vale que no te acuerdes, todos lo recordamos y eso es lo que importa, te condenaron a convivir en ese cuerpo. El universo solo permite que uno de ustedes tenga ese cuerpo, si rompo eso… tendré problemas. Pero…


- jamás me han gustado tus peros – masculló


- puedo hacer que uno de ustedes recupere el control total del cuerpo.


- ¿Qué tan total?


- solo que el dueño lo permita el otro podrá manifestarse.


Ambos nos miramos en silencio. Ahora ya no era por cada uno, era por la vida de uno sin importar quien.


- es muy arriesgado – murmuré


- ¿ y aún asi el otro estará dentro del otro?


- muy, muy adentro, pero sí. Tomenlo o déjenlo.


- ¿y cómo se decidirá quién? - pregunté


- eso es cosa de suerte.


- yo me arriesgo – murmuró el demonio – lo que sea por tener la suerte de deshacerme de esta patética vida humana.


- eso solo nos deja…


Sus ojos me perforaron, apresurándome para decidir. Ya habia llegado hasta aquí, y no iba a caer en saco roto.


- también yo – dije con hilo de voz.


- ¡Excelente!


Las tripas se me abrieron. Todo se tiño de rojo y caí al suelo chillando como un perro. El demonio sufría lo mismo que yo. Dantalion arrodillado a nuestro lado, en algo semejante a posición de plegaria. Alcance a ver como callaba para después sonreir y murmurar ´´Felicidades, ganaste’’.


Fue como si algún agujero invisible succionara todo. Me levante como atraído por un imán gigante. Dantalion me extendió la mano.


- Eso fue rápido – sonrió – Para ser honesto no pensé que tú te quedaras con el cuerpo.


- ¿yo? ¿pero, pero… que paso con?


- él sigue en alguna parte de tu interior – tocó mi pecho que se ilumino, repintando la imagen de estrella al revés – cuando lo necesites solo lo sacas y…


Llamaradas de fuego salieron de mis manos amenazando con atacar a Dantalion.


- Calmate – exclamo divertido – te dije que podías perder.


A pesar de eso mis manos siguieron amenazándolo asi que no tuvo más que tirarme contra el piso. Mi cabeza sintió el dolor como si apenas fuera el roce de un pluma.


- tienes su fuerza… tienes todo lo de él – para mi susto, escupí fuego, que el esquivó rápidamente – hasta su temperamento. Tienes que aprender a controlarlo.


Me dio un codazo en el hígado antes de levantarse. El dolor apenas duró unos instantes.


- ¿Por qué no me enseñas tu? – dije recobrando el aliento.


- ¿yo? – repitió con cara inocente – estoy muy ocupado, lo siento.


- él, dijo una vez que tu fuiste su maestro.


- eso fue antes que lo expulsaran de la legión – comento hojeando el libro que cargaba – ahora es una vergüenza el solo hecho de hablar con él.


- te venera


- ¿en serio?


- no – admití – dudo mucho que él venere a alguien, pero…


- escucha, niño, solo porque ahora tienes sus poderes no significa que ahora eres parte de nosotros…


- ¡quiero vengarme de un ángel! – grité


- ¿un ángel? – preguntó emocionado – has logrado llamarme la atención, aprovechala.


- lastime a alguien que está bajo la protección de un ángel o algo por el estilo. Por culpa suya ella me tuvo miedo, él la quiere solo para él, piensa que no lo sé pero se nota en como la ve de modo tan posesivo. No puedo permitir eso, solo porque es un ser celestial de mierda no puede desaparecer a todos para que ella no tenga más opciones que él. Logró separarme de ella por un tiempo, pero ahora tengo que encargarme que ella misma lo deje. Necesito que me ayudes a controlar sus poderes, entre más ventajas tenga de mi parte más fácil lo venceré.


- me gusta tu modo de pensar, tétrico, teatral, pasional. Eres como el prototipo ideal de demonio, Vyhnanství a veces olvida que los sentimientos son el arma más poderosa de destrucción. Te ayudaré.


- ¿en cuanto tiempo estaré listo?


Un rayo salió de la nada, mi primera reacción fue correr pero un instinto nuevo afloró: extendí las manos y de algún modo absorbí el rayo para después lanzarlo con más impulso.


- Cualquier otro hubiera terminado carbonizado con ese ataque. Serás buen aprendiz – comento mientras aplaudía – Un mes y medio a lo mucho.


-es mucho tiempo… pero, bueno.


- bien, ahora a trabajar – de la nada aparecimos en campo de mala muerte - Me gusta mucho incentivar. ¿Qué tanto odias a ese ángel? – preguntó segundos antes que el sitio estuviera incendiado por completo.



Novedades


Corri hacia el exterior del aeropuerto tan rápido como pude, observe mi reloj.



- genial- masculle, todavía tenia tiempo para llegar al instituto.


Me detuve segundos después de haber atravesado la entrada de vidrio. Lanze un silbido a un taxi, haciendo que retrocediera. Abri la puerta y entre. Proferi a gritos el nombre del instituto y que me llevara lo mas rápido posible. El taxista atraveso las calles tan rápido que a no ser que era exactamente lo que deseaba ya le hubiera gritado de todo y me hubiera bajado del carro.


Volvi a observar mi reloj. Era ajeno ver a un chico de 17 años implorando llegar al instituto pero es que yo no queria llegar para recibir clases, yo queria llegar para ver a Lizzie. Todos estos días no había parado de pensar en ella, pensaba en que estaría haciendo, con quien estaría, si me extrañaría, si le gustaría mi regalo. Solo pensando en ella, exceptuando esas extrañas lagunas en mi mente.


Me esforze por recordar esos instantes pero la cabeza comenzó a doler en ese mismo instante. Lo único que recordaba era que siempre despertaba fuera de la casa de Catherine o de servicios sociales, donde ella trabajaba.


Supongo que entonces mis lagunas son respecto a cuando estuve con ella. Quize llamarla para ver si lograba sacarle algún tipo de información pero eso significaría contarle eso y se preocuparía como siempre, era mejor quedarse callado.


El taxi se detuvo en el estacionamiento de instituto. Le lanze un billete de 20 dolares y sali corriendo hacia el interior. Los pasillos estaban desiertos, lo que hacia mas fácil mi carrera; quizás ya no podría hablar con ella pero si podría verla a escondidas en su salón de clases, como siempre.


Me detuve al pasar por uno de los salones, era imposible no reconocerla. Estaba sentada en la tercera fila, me daba la espalda pero aun asi era posible ver algo de su hermoso rostro. Se miraba concentrada en el monton de números en la pizarra, a su lado estaba Nick, con su celular en mano y una risa tonta en los labios. Sonrei al ver que el idiota de Superman había cuidado bien de mi pequeña Lizzie.


El corazón se me tranquilizo, ahora si podía ir a clases con toda tranquilidad.


- señor Zabel! –me detuve en seco al escuchar la voz de la directora. Gire sobre mis talones


- si, señora?


- se puede saber que hace fuera de clases?


- yo…- no podia decirle que acababa de venir – me siento algo mareado, voy a la enfermería.


- la enfermería esta en el ala oeste – señalo


- ya ve! Estoy tan mareado que no se ni donde estoy.


- bien, yo lo acompañare.


- noo! – la vieja me miro asustada – quiero decir no quiero molestarla, yo puedo ir solo.


- por favor señor Zabel, por lo que veo su caso es muy serio, será mejor que lo acompañe para asegurar que nada le pase. Ademas voy por ese mismo camino.


Quise darme 500 veces contra un pared de cemento. Junto a la vieja y a la enfermera que me daban un pastilla, luego agua, luego que recostara, que tenia fiebre, que esto y lo otro, no logre salir hasta minutos antes que sonara el timbre de almuerzo por lo que decidi irme a la cafetería de una vez. Compraba una barra de chocolate en la maquina dispensadora cuando me llego un mensaje Lizzie, el corazón se me acelero de golpe.


-estas aqui o sigues en Nueva York?


Respondi que ya estaba aquí. Como podia estar en Brooklyn cuando la extrañaba mas que a nada en el mundo entero. Ha ultimo momento agregue al mensaje si le había gustado mi regalo, porque si no había sido asi podia comprar cuantos existirán hasta encontrar al que ella le gustara.


El timbre sono y de inmediato la cafetería se vio llena de adolescentes hambrientos. Tome asiento esperando su respuesta. Alguien cubrió mis ojos con sus manos, sonreí al pensar que era Lizzie.


- que sorpresa mas hermosa! Pensé que tardarías en…!Olivia!- la chica sacudió mi cabello y se sento frente a mi – eres tu!


- a quien mas esperabas tontuelo


- a nadie – dije luego de pasar unos segundos en el limbo.


Farid, Andrew y William aparecieron a los segundos discutiendo acerca de la nueva cancion de Fall Out Boy. Todos me miraron raro cuando di un salto y me abalance sobre mi celular cuando Liz me respondió el mensaje.


- que te pasa viejo? Levante la vista, Will me miraba con una ceja levantada


- de que hablas?


- de que tienes cara de imbécil


Todos soltaron una carcajada. Olivia me miraba sospechosa. Ignorandolos le envie un mensaje a Liz pidiéndola que nos viéramos a final de clases. Su si hizo que soltara una pequeña sonrisa imbécil.


Entonces las puertas de la cafetería se abrieron y ella apareció. Su sonrisa tan encantadora siempre me embelesaba, ¿es que Elizabeth no tenia defecto alguno? Su rostro se descompuso dándole paso a una mueca de desprecio, segui el camino de su mirada. Nick estaba completamente embobado con una chica linda chica rubia. No pude evitar pensar lo peor. ¿A Liz le gustaba Nick?. Se detuvo unos segundos, respiro profundamente y se sento con ellos.


- hey! – exclame cuando sentí que alguien me quitaba mi celular de las manos.


Olivia se levanto de inmediato en vista de que no la alcanzara, Andrew se me abalanzo para que no me moviera.


- Veamos que rayos te envían para que te vuelvas tan locos por los mensaj… - la voz de Olivia fue apagando hasta que callo.


- que es?! – grito Will


-mensajes, de esa chica, Elizabeth Stroup – respondió con un hilo de voz.


- Les dije! – exclamo Farid – yo sabia que Adam terminaría loquito por la barbie.


Mire de reojo a Olivia, miraba ajena la pantalla del celular, parecía leer los mensajes y al mismo tiempo repelerlos. Ella dio un respingo al darse cuenta que la miraba, cerro completamente la boca y me entrego mi celular.


- asi que dinos Adam, cuando pensabas contarnos acerca de tu pequeño romance?


- yo no tengo ningún romance con Lizzie – repuse - solo es una amiga


- Lizzie! – chillaron y rieron a carcajada partida – que apodo mas intimo y dulce para una simple amiga


- callense – murmure escondiendo mi celular en el bolsillo de mi pantalón.


- Parece que ya no tienes oportunidad con el, Olivia.


Abri los ojos como platos ante el comentario innecesario de Will, quise decirle a Olivia que no los escuchara, que no hacían mas que jodernos la vida pero no pude hacerlo, me limite a morder la pajilla de mi coca-cola. Lo admitiera en publico o no, el muy desgraciado tenia razón, ya no queria nada con Olivia, mi mundo se había visto reducido a esa adorablemente insoportable de Liz.


- y hablando de la reina de Roma, mira quien te come con la vista


Como acto reflejo dirigi mi mirada a la mesa de Lizzie, efectivamente ahí estaba ella, con sus grandes ojos negros sobre mi. Un escalosfrio agradable me cruzo por el cuerpo, no pude evitar sonreírle. Farid le dio un codazo a Will.


- que te dije? Nadie se le resiste a esa chica.


Senti una repulsión por su comentario.


-que tratas de decir con eso?


- pues …- dijo cruzando los brazos – como lo digo… no le resulta nada difícil encontrarse con quien pasar los viernes por la noche.


Le propine una buena patada en la rodilla. Los ojos de Farid se abrieron como platos pero el se cubrió la boca para no gritar.


- cual es tu maldito problema?


- acaso la estas llamando zorra?


- Tu comprendiste eso, pero algo cercano a eso.


Lo tome por el cuello de la camisa y lo jale hacia mi, haciendo el menos escándalo posible.


- jamás vuelvas a insinuar algo parecido de ella, es mas, jamás vuelvas a hablar de o relacionado con ella – lo empuje de nuevo a asiento – no eres lo suficientemente bueno para siquiera pensar en ella.


- calma, viejo! No era para tanto!


- si lo era!


- Adam – susurro Andrew, mire fugazmente a Olivia que parecía ajena a nuestra escena. Sin mas palabras sali de la cafetería.






Llamarla zorra! ¿A mi Liz, mi Lizzie? No tenia ningún derecho, ni siquiera sabia como se había atrevido a hablar de ella!


Me detuve en seco al observar una figura grácil en medio pasillo. Lizzie trataba de hablar animadamente con una chica que estaba echa un ovillo en un rincón. Quise acercármele pero la escena se miraba demasiado intima, me di la vuelta para regresar a la cafetería.


- señor Zabel? – mierda!


Me gire y me tope con la enfermera del instituto, su pequeño y redondo cuerpo casi no cabian dentro de su pequeño uniforme.


- que esta haciendo aquí?!


- ehh… ya va a sonar el timbre, asi que…


- nada de clases! Usted tiene todos los síntomas de la influenza!


La mujer comenzó a empujarme hacia la enfermería


- pero yo me siento bien!


- eso dicen todos!


-pero…


- una palabra mas y le juro que lo llevo donde la directora.






No queria ir a la enfermería pero tampoco tenia animos de un encuentro con la vieja directora. Suspire agradecido cuando el timbre de fin de clases. Mire mi reloj, sabia que Liz siempre salía tarde de clases, la muy perezosa, pero no queria arriesgarme a llegar tarde y perderme un segundo de ella.


El estacionamiento ya estaba casi vacio, por lo que resulto fácil encontrar su flamante auto rojo. Me recosté en la puerta del copiloto, iba a depositar mi mochila en el suelo cuando el reflejo de su cabello rubio llamo mi atención. Bajaba las escaleras con lentitud moviendo sus ojos de un lado al otro. Se miraba tan hermosa que la mochila se resbalo de mis temblorosas y sudorosas manos. ¡Lizzie! ¡¿Qué clase de efecto tan aturdidor creabas en mi?!


- Tarde – grite para llamar su atención.


Ella giro brutalmente para verme y una sonrisa dulce apareció en su rostro. Ella corrió hacia mi, le abri los brazos gustoso y una vez sentí su cuerpo cerre los brazos alrededor de ella apretujándola contra mi cuerpo. Aspire el aroma de su cabello, me regocije en el tacto de sus manos en mi espalda. Ella me volvia loco.


- no sabia que me habias extrañado tanto – admiti con felicidad ¿realmente me había extrañado? - realmente pense...que nadie podria extrañar mas alguien como yo te extrañe a ti.


Queria darme contra un pared, ¿ por que le había dicho semejante cosa? Para eso simplemente le digo que no puedo vivir sin ella por causas que desconozco.


Se llevo un mechon de cabello atrás de su oreja


- bien, que tienes pensado hacer el dia de hoy?


- realmente no tengo nada preparado, solo queria verte, simple – mi pulgar me rogo por tocar su delicada mejilla y le di el gusto - vaya que te extrañe.


Despues tantos días, horas, minutos, segundos sin poder verla no deseaba apartarme de su lado, deseaba fundirme en ella. Ser parte de ella, que ella fuera parte de mi.






- quieres decidirte de una vez? – de reojo aprecie la hermosura de su rostro.


- bien, bien... mmm, esta! – hacia tanto que no miraba Hellboy, la mano me picaba por ponerla - espero que te gusten los demonios rojos, Lizzie.


De la nada el cuerpo de Liz se tensiono y adopto una posición defensiva. Hice un gesto con la cabeza para que se sentara a mi lado, sin que se diera cuenta recorri con mis ojos cada rasgo de rostro, los delicados y rosados labios, sus ojos grandes y altivos, su cuerpo tan grácil. Toda ella era perfecta.


- Perfecto! – su palabra me saco del limbo en el que me hallaba - el 90%! porque no puede tener un nombre menos comun como Nohemi o algo asi!


- ven – con mi brazos rodee su delicado cuerpo, el contacto me erizo la piel - pueden haber 10 millones de mujeres llamadas Liz en el mundo pero para mi solo hay una Lizzie – me respondió con una sonrisa tan deslumbrante que parecía que imposible que la criatura en mis brazos era un ser humano como yo y no un angel- eres unica para mi


¡Y que única! Era lo único en lo que pensaba, lo único que deseaba, lo único por lo que vivía.


- mas te vale no olvidarme, porque si no soy capaz hasta de regresar de la muerte para que lo hagas, a mi nadie me olvida!


Ja! Como si seria capaz de olvidarla, podían pasar mil años y ella seguiría grabada en lo mas profundo de mi ser.


Liz deposito su cabeza en mi hombro, parecía mentira que hace 3 meses era la persona que mas aborrecía, ¡ que imbécil había sido! Comenzo a convertirse en peso muerto pasado 20 minutos, había caído profundamente dormida.


Me estire para tomar una almohada, la coloque en mi regazo y seguido, moviéndola lo menos posible la acomode en mi regazo. Se agito un poco, suspiro sonoramente.


- Adam – ronroneo.


No le daba crédito a lo que había escuchado. ¿habia dicho mi nombre? ¿En sus sueños? ¿Soñaba conmigo?


Espere atento a que repitiera la palabra que había hecho acelerar mi corazón a mil latidos por segundos pero apenas se movia. Sonrei, Elizabeth se miraba tan vulnerable en ese estado. Es verdad que antes de conocerla la miraba como una muñequita de porcelana pero mi concepto había cambiado desde que nos llevábamos. Era un chica fuerte, independiente, valiente; verla tan pasiva se me hacia extraño.


Acaricie sus finos cabellos, deje que el dorso de mi mano reposara unos segundos sobre su mejilla sonrosada. Deseaba que el momento fuera eterno. ¿Podia tomarla en este momento y llevármela lejos, donde no hubiera nadie a kilómetros a la redonda, donde nadie pudiera ver su belleza salvo yo, donde solo fueramos ella y yo por la eternidad?


Rei ante mi delirio, una belleza como la de Liz, por mas que deseara lo contrario, por mas que desearía que solo yo pudiera admirarla, debía ser compartida con el resto del mundo. Yo jamás había sido celoso, ese nunca había sido un problema con mis novias anteriores pero con Liz era un historia totalmente diferente, no queria que nadie se le acercaba, queria encerrarla en un torre donde solo yo tuviera acceso. ¿Acaso eso era enfermizo? ¿Psicopata? No importaba, con gusto seria la persona mas loca del mundo si eso significaba poder disfrutar de esta sensación.


La observe unos minutos. Con mucho cuidado, movi su rostro unos centímetros para que quedara frente a mi. Recorri sus labios con las yemas de mis dedos. Sus labios me llamaban a gritos, me incline hasta quedar a un centímetro de sus labios, observe su rostro una ultima vez y la bese. Sus labios eran calidos y suaves, me aparte pero la urgencia por besarlos de nuevo me obligo a besarla de nuevo, no queria despertarla y que me encontrara en esta situación tan embarazosa por lo que el contacto era tenue y delicado pero bastaba para despertar todas mis terminaciones nerviosas.


Una puerta se cerro y me aparte de ella de inmediato. Levante la vista y aparecieron sus padres.


- la próxima vez evitare que la reunión se extienda tanto


- lo mismo dijiste la ultima vez, cariño. ¡Adam! – exclamo la señora Stroup


- hace tiempo que no te mirábamos chico – el sr Stroup palmeo mi espalda – No me digas que mi hija se quedo dormida sobre ti! – me encogi de hombros – La voy a despertar


- NO! –ambos me miraron asombrados – ella esta durmiendo, no hay necesidad de molestarla, dejemosla descansar.


- bueno, quieres algo de beber Adam? Agua? Te?


- un vaso de agua no me vendría mal


- hecho.


A los minutos la madre de Liz estaba de regreso con el vaso de agua, se sentaron frente a mi, realmente me gustaba hablar con ellos, creo que hasta cierto punto me recordaban a mis padres.


Liz comenzó a moverse, casi me da un manotazo cuando se estiro. Sonrei al ver sus hermosos ojos negros.


- buenos dias, Lizzie – su cabello estaba desordenado pero aun asi era bellísima.


Me sonrio unos instantes hasta que abrió los ojos completamente, abrió la boca asustada y se irguió.


- menos mal, pensamos que te habia dado un coma o algo asi, hija


- papa! mama! no es lo que piensan! nosotros solo...


Solo te bese.


- calma – frunció el ceño - sabemos que no Elizabeth. Bueno, ya que ella se levanto, creo que ya puedes irte Adam


Tense la mandibula. Genial. Estaba feliz de tenerla ahí conmigo, despierta, admirando esos ojos que me perdían y ahora debía irme.


- esperen, que hora?... – se levanto de un solo movimiento y se lanzo sobre la muñeca de su padre - son casi las 10!... porque no te fuiste antes?


Lo pensé unas fracciones de segundo. ¿Las 10? ¿Lo que yo había sentido como una hora habían sido en realidad casi 7 horas? Parecia que nunca me contentaba con el tiempo que pasaba con ella, siempre queria mas.


- si me iba te moveria, y no queria que te despertaras – no parecía creerme- no me molesta, en serio.


- gracias.


Me levante con lentitud esperando que por un milagro pudiera quedarme de por vida. Liz me acompaño hasta la puerta luego de despedirme de sus padres, o al menos espero que hayan creido eso porque solo miraba a Liz de reojo. Cuando la puerta se cerro detrás de mi maldije a todos los que vivian en esa casa, todos podían ver a Liz cuando se les antojara, los envidiaba.






Un golpe en mi costado derecho me hizo levantar de golpe. Abri los ojos pero todo seguía oscuro, me quite la sabana del rostro. Me había caído al suelo. Me sente en el piso y me sacudi el cabello, busque a tientas el reloj sobre mi mesa de noche, una vez que lo sentí, lo tome.


- Mierda! – exclame. Era mediodía.


Camine hasta la cocina, abri el refrigerador y saque una coca cola de ahí. Me sente en el comedor. Di una patada a algo inexistente. Si no me hubiera dormido a las 5 de la mañana pensando en mi beso con Liz (si eso puede entrar en la categoría de beso porque ella ni siquiera estaba conciente) bien podría estar en el instituto viéndola desde lejos aunque fuera. Pero ya no tenia sentido lamentarme. Quizas podría conducir hasta el instituto y… detuve mis pensamientos en seco. Mi necesidad por Liz cada vez iba volviéndose peor, tenia miedo que un dia despertara y fuera incapaz de respirar si ella no estaba presente.


Pase tirado en la sala viendo televisión 6 horas sin moverme. Tenia un plan, si me mantenía concentrado en la televisión el tiempo suficiente me olvidaría de Liz. Error. No logre soportar una hora, la llame para preguntarle si queria ir al cine conmigo pero ella se negó. Dijo que ya se había comprometido a ir con sus amigos a la fiesta de Tony, me ofreció acompañarla, decline la oferta diciendo que odiaba a Tony. Obviamente era mentira pero no podia decirle que no queria estar cerca de sus asquerosos amigos. Había, extrañamente, un maratón de Saturday Night Live. Estaba viendo el capitulo en el que Hugh Laurie es el anfitrión cuando mi celular sono. Camine hasta mi habitación y conteste sin mirar la pantalla.


- hola?


- viejo! Dime que los chicos te avisaron


- lindo oir de ti Will, no te preocupes no fui a clases porque me dormi, por favor deja de buscar en los hospitales – dije sarcástico.


- entonces para que buscarte! – rode los ojos – pero te avisaron?


- avisar que?


- habrá una fiesta


- si – el rostro de Lizzie apareció en mi mente – ellos no pero alguien mas, que hay con eso?


- que tienes que ir!


- no se si tenga ganas


- supe que vendrá esa amiguita tuya, Elizabeth es?


Mi corazón se acelero, pensé en mil contraataques ante su comentario pero al final decidi no decir nada. ¿Qué podia decirle? ¿Qué no sentía nada? Si alguien tan despistado y frio como Will podia notar mis sentimientos por Liz queria decir que era mas que obvio, ¿para que negarlo entonces? Le pedi la dirección y colgué. Buscaba una excusa para verla hoy, aquí estaba y debía aprovecharla.






- SOY EL REY DEL MUNDO!


Un chico gordo se tiro a la piscina, grandes chorros de agua mojaron a lo que estaban alrededor. Todos aplaudieron entusiasmados.


- te dije que tenias que venir – Will me dio un codazo.


Habia aceptado al saber que ellos también vendrían asi no estaría solo pero comenze a dudar mucho respecto a si su compañía era buena o no.


Andrew y Farid parecían espojas bebiendo todo lo que se les ponía enfrente. Los imitaría si no fuera porque tenia miedo de encontrarme con Liz mientras deliraba de tanto alcohol.


- algo me dice que el viejo Farid tendrá mucho sexo esta noche – murmuro segundos antes de tomar a una chica por la muñeca, sentarla en sus piernas y besarla descaradamente. Will y Andrew le hicieron bulla y lo animaron, aproveche esa distracción para alejarme de ellos.


Entre a lo que supongo era la sala y fue ahí donde ella se destaco. Liz estaba con su insoportable grupo de amiguitos. La chica pelirroja hablaba a mil por hora, sus ojos se posaron en Lizzie quien se puso muy tensa. El ´´musculo sin seso´´ se miraba visiblemente enojado. Ella asesino con la vista a la pelirroja y se alejo de ellos a paso seguro, ese extraño iman que ella ejerce sobre mi hizo que la siguiera.


Sus pasos eran muy largos pero logre alcanzarla, la tome por el hombro. Ella se sobresalto un poco y giro su cabeza para observarme, esperaba que me sonriera pero no lo hizo. Miro a su alrededor y después a mi.


- no que Tony te caia mal?


Mi mente fraguo otra mentira a la mayor velocidad posible.


- decidi darle una oportunidad – ella ladeo la cabeza - puede caerme mal pero sabe de licor


- vaya! quien lo diria!...- sus ojos se posaron atrás mio, segui el camino de su mirada y me encontra con los ojos furicos del ´´musculo sin seso´´. Le hice una mueca al chico, quien se puso mas enojado. Me volvi hacia Liz, parecía una niña desamparada. Coloque mi manos sobre su hombro tratando de que lo que fuera que sintiera se disipara. Esta vez si se asusto.


- disculpame, yo...


- Lizzie!


La chica corria muy rápido, me costo mucho seguirle el paso. Se encerro en el baño. Pense en tocar la puerta, derribarla, gritar su nombre a todo pulmon, lo que fuera, con tal de ver que se encontraba bien.


- dejala en paz – cerre las manos en puños al escuchar esa voz repulsiva – ella no quiere saber nada de ti.


Me di la vuelta para enfrentarme a ese chico, Matt. Era mas alto que el asi que eso de estar a su altura no era ningún problema para mi.


- te crees machito, verdad?


- bueno, si alguien como tu se lo cree, me parece que no hay problema con que yo lo haga.


Su rostro se descompuso de un modo que me hizo reir mentalmente. El chico me jalo por la camisa y me hizo subir a la planta de arriba. Entramos en un enorme pasillo y nos detuvimos frente a una puerta.


- wow! Lamento decírtelo amigo, pero no le voy a ese bando.


Si la miradas mataran, hubiera caído fulminado en ese preciso instante. Matt abrió la puerta y me empujo hacia adentro.


- escuchame bien – comenzó – le había prometido a Liz que no te lastimaríamos ni nada, pero todo esto ya se sobrepaso.


- concuerdo, dejame en paz y todo estará bien – avance hacia la puerta pero el me detuvo


- me refiero a lo tuyo con ella. ¿Por qué no la dejas de una vez? Date cuenta que ella ya no quiere nada contigo.


- no me digas – murmure desinteresadamente


- creeme, la conozco. No te soporta


- Tu la conoces! – tire una carcajada – Esa Elizabeth que ustedes dicen conocer no es la verdadera, es solo una mascara que ella ocupa con ustedes! Soy yo el que realmente la conoce!


- Niño – se encogió de hombros – me parece que necesitas ayuda profesional. Tu no conoces a Liz, Liz no te soporta, Liz te odia!


Esa ultima frase me hizo estallar internamente


- Ella me ama tanto como yo la amo a ella! – de inmediato me arrepentí de lo que había confesado.


- Ah, asi que de eso se trata, el indigente se enamoro de Liz – sonrio de una manera que me dio ganas de partirle la cara – es una lastima que ella prefiera tener sexo conmigo que tener algo contigo.


Mi corazón se paro en seco, una sensación de frio me cubrió por completo.


- Lizzie jamás lo haría contigo.


- En serio? Entonces dime porque lo hemos hecho mas de 10 veces? Incluso cuando te conocía?


- mientes.


No, Lizzie jamás tendría algo con un ser tan despreciable como el. Ella no podia preferirlo a el sobre mi.


- no lo hago, tengo que decirte que es una de las mujeres mas lujuriosas con las que he estado. Siempre quiere mas y mas.


- cállate!


La imagen iba adquiriendo claridad cada vez mas, el sobre ella, dentro de ella, ella susurrando su nombre.


- tiene un adorable lunar a un costado de su cadera, cada que lo veo me pongo al cien – tenia deseos de taparme los oídos como si fuera un niño mientras me repetía una y otra vez que era mentira – y sus labios…


Esa fue la gota que rebalso el vaso. Esos labios solo podían ser tocados por mi, Liz solo podia ser tocada por mi. Me gire furioso y lo estrelle contra la pared, el chico trataba de deshacerse de mi agarre pero parecía disfrutar de mi rostro demacrado.


- piénsalo, ella es mucho para ti. Me preferirá a mi siempre, no importa cuantas veces tenga que elegir.


Sus palabras se clavaron en mi como estacas. Lo deje caer y sali apresurado de la habitación. Tenia razón, Liz jamás me eligiria a mi. Yo no era mas que un maldito y pobre huérfano mientras ella era… ella era perfecta.


Tome dos botellas de vodka y me las tome de una sola vez. Luego pase a beber 3 latas de cerveza, a los 15 minutos ya no podia mantenerme de pie. Pero eso que importaba si nunca podría tener a Liz. Camine afuera de la casa y me recosté sobre un árbol murmurando cosas acerca de la enfermedad de las vacas locas. Una sombra se aproximo a mi.


- Adam?- levante la vista


- Olivia! Mi querida amiga – pase mi brazo por sus hombros – debes tener cuidado con la enfermedad de las vacas locas! Escuche que… que te vuelva vaca! Y no cualquier vaca – baje la voz – sino que una loca!


- De que estas hablando?!


- shh… que no te oigan las vacas.


Olivia se las arreglo como pudo para volver a colocarme contra la pared. Acuno mi rostro en sus manos.


- te pasaste con el alcohol – rei al recordar que al inicio de la noche me prometi no beber para que Liz no me viera pero de que servia esa promesa si ella siempre elegiría al ´´musculo sin sesos´´, pero mis risas cesaron al pensar en Liz.


- crees que ningún chica se fijaría en mi?


Los ojos de Olivia se agrandaron, entreabrió la boca y con timidez se acomodo un mechon de cabello.


- ¿Por qué preguntas eso?


- amo – me atragante con mi propia saliva, tosi un par de veces y luego continue – amo a alguien que jamás se fijara en mi.


- Adam – su rostro se acerco al mio – tu eres el hombre perfecto, ningún chica se puede resistir a ti.


Sus ojos se mantuvieron sobre los mios por largos minutos, ella acaricio mi cabello y me beso. Mantuve los ojos abiertos todo el momento, mirándola, tratando de averiguar que jodido estaba pasando. No sentía nada ni frio ni calor, era como si ella no estuviera ahí con su boca pegada ahí, como si Olivia ya no existiera para mi. Ella abrió su boca con lentitud, entonces perdi el autocontrol de mi cuerpo. Encerre a Olivia en mis brazos y comenze a besarla con urgencia.Todo lo que queria era descargar mi furia en algo, olvidar a Liz, olvidar que ella jamás me correspondería, que para ella no era mas que un perro sarnoso.


Ella trato de apartarse de mi pero yo la retuve, sin que se diera cuenta la jale hacia la parte trasera de esa casa. La pegue contra la pared sin darle muchos rodeos, la desnude por completo. Ella hizo lo mismo conmigo de modo torpe. No significaba nada para mi, la bese sin pasión o deseo, era como besar al aire. Nada. La hice mia innumerables veces, sus gemidos no eran mas que ruidos molestos, sus besos cosas babosas que me llenaban de saliva, su cuerpo un trozo de carne que satisfacía mi necesidad. No tenia derecho alguno a hacerle esto a la pobre de Olivia pero no controlaba mis acciones. Todo lo que queria era imaginar, pretender, fingir, fingir que la persona con la que compartía un momento tan intimo y especial era mi Lizzie, que era ella y no Olivia la que estaba en mis brazos. Ni siquiera sentía la necesidad de tener sexo con Liz, daba mil sesiones de sexo con Olivia o cualquier chica con la que haya tenido relaciones por una sola sonrisa de Lizzie.


Elizabeth Stroup era la persona que mas amaba en mi vida… eso era lo único que queria, fingir que ella si me amaba.








Aqui tenemos el primer capi...


                                
                                 Viernes insoportable


- Atencion! – grito la vieja Campbell – levántense y diríjanse al auditorio, ha venido la universidad de California a darles una conferencia.



Me levante con gran pereza, no me interesaba este alboroto. La Universidad de California no alcanzaba los estanderes que yo necesito, en primer lugar no es tan buena universidad como todos aseguran y segundo no tienen desarrollada la carrera que yo quiero ejercer.


El pasillo del instituto se vio repleto de adolescentes en celo.


- Oye!? – gire mi cabeza y me tope con Andrew – en que piensas tanto?


- Yo? En nada particular


Me inspecciono con la vista


- Que?


- Contigo nunca es nada – ladee la cabeza – a diferencia de nosotros, simples mortales, siempre tienes algo importante en la cabeza.


- Alguna vez te han dicho que tienes mierda en el cerebro?


Andrew entorno los ojos y me dio un manotazo en la cabeza, le segui el juego de inmediato. Mi pie resbalo y el aprovecho para empujarme. Choque con algo indefinido, retrocedi automáticamente para evitar caerme como lo había hecho la chica que miraba en el suelo abatida. La conocía, era imposible no conocerla. Elizabeth Stroup, la pequeña y caprichosa princesita del instituto.


Se acaricio la cabeza donde hacia unos minutos le había golpeado su libro. Aparto su cabello rubio de su rostro, ¿acaso se lo había cortado?.


- Lo siento! – dije al caer en la cuenta que yo la había hecho caer.


Comenzo a recoger sus cosas sin dignarse a verme, claro, la chica no se atrevía a hablarle a quien no estaba a su altura, como yo. Observe un libro suyo, lo recogi y se lo alargue. Ella fijo sus ojos en el libro, lo tomo y luego levanto su rostro para fijar sus ojos en mi rostro. ¿Qué era esta sensación que sentía? Me sentía incomodo, como si sus enormes ojos negros me examinaran, pero no podía apartar la vista. Finalmente quito sus ojos de encima


- No te preocupes, las caballadas siempre me pasan a mi – termino de recoger sus cosas y salió disparada por el pasillo.


No pude evitar sonreir al verla tan sofocada corriendo, en el fondo desee que llegara a tiempo a donde fuera que iba.


- Adam! – chillo Will – quieres apresurarte?


Gire mi cabeza rápidamente hacia donde la chica había desaparecido y luego me apresure donde los chicos.






El auditorio estaba repleto de adolescentes en celo, he escuchado esa frase por parte de Catherine tantas veces que lamentablemente se me ha pegado. Tome asiento en medio de Andrew y Will, Farid estaba en el extremo.


- Parece que el encuentro con la chica barbie a dejado perplejo a Adam


- De que mierda hablas?


- Como si no te vimos! –exclamo Will – Lo siento – me imito – mas afeminado no pudo salirte


- Que se supone que le tenia que decir, ten mas cuidado la próxima?


- No es el que – tercio Farid – es el como.


- Callense!


- Chicos?


Levantamos la vista y nos topamos con Olivia en la fila de adelante.


- Que sucede? - pregunto Andrew extrañamente divertido


- Alguno de ustedes tiene el informe de filosofía, resulta que no hay mucha información de Voltaire en la red


- Si la hay – asegure


- Con eso quiero decir que yo no quise hallar información en la red.


- Te lo prestare luego – Olivia me sonrio y luego se acomodo en su asiento


Andrew, Will y Farid parecían a punto de estallar de la risa


- Que es tan gracioso? – pregunto hastiado


- Que Olivia casi nos escucha hablando de esa chica, no queremos causarles problemas – enarque una ceja confundido – tu sabes, ella y tu


- Tu y ella – se apresuro Farid – no podemos acabar con esta parejita


- Mierda! Eso hay en sus cerebros.


Ahogaron un par de risas antes que la conferencia iniciara. Olivia era una buena amiga desde que inicie la secundaria, no puedo negar que desde hace un año, he tenido sentimientos algo fuertes hacia ella. Ella es bonita, agradable, ¿Por qué no? Porque los chicos hacen demasiado escándalo, no he podido hacer nada porque enseguida ellos están de metidos. Que fastidio






La conferencia termino hacia fin de clases, sali bastante cansado. Un sonido insoportable se escucho detrás de mi.


- Alumnos – grito la vieja Campbell – todos los que pertenecen a la junta directiva porfavor quedarse aquí.


- Ya escuchaste Adam!


- Si, si , saben? No se que momento permiti que esa bromita suya fuera tan lejos


- Hey! Que sabíamos nosotros que todos votarian por ti, será que eres buen líder …o querían reírse de ti un rato, me inclino por lo segundo.


- Podrías ser menos insoportable, Farid? – pidió Olivia


- Los deseos de una dama son ordenes para mi


- Dama? – exclamo Will con una sonrisa en sus labios – yo no veo ninguna dama.


Olivia le piso el pie, Will solto un gemido. Me puse a reir al tiempo que Olivia me jalo hacia fuera del auditorio. Nos detuvimos frente a mi casillero. Lo abri.


- Espero que no sea mucha molestia Adam


- Bahh, para eso están los amigos, no? – ella me sonrio, hice lo mismo.


Saque el folder con mi ensayo y se lo di.


- Lo quiero devuelta mañana, de acuerdo?


- Que acaso piensas que me lo robaría? Vamos, sabes que no es necesario.


- Si, lo se – meti las manos en mis bolsillos y comenze a balancearme de un lado a otro. Ella mantuvo la mirada baja.


- Bueno, tengo que ir al auditorio, te llamo?


- Si,… hasta luego.


Sali corriendo hacia el auditorio lo mas rápido que podía, abri la puerta con cautela para evitar que la directora me observara. Entre la multitud encontré a Sarah, la vicepresidenta de ultimo año. Dio un salto al sentir mi tacto.


- Que hacemos? – pregunte con cautela


- Vete hacia alla! – señalo la mesa del centro – comprenderas cuando llegues.


La obedeci de inmediato. Corri hacia la mesa y no me detuve hasta que sentí la mesa golpear mi estomago.


- Perdon , me he retrasado


Examine a toda velocidad los rostros de los que estaban sentados, pero me detuve al ver su rostro. Otra vez esa chica, Elizabeth. A diferencia de los demás, estaba sentada de modo erguido y femenino muy abrumador. Era muy…


- nos acabamos de presentar – dijo algo enojado un chico enano


- Ah, bueno. Me llamo Adam, soy el presidente de ultimo año, pero ya les aviso que no les sere de gran utilidad; resulte electo por una broma por parte de un compañero mio de clase. Resulta que querian burlarse de mi poca madera de lider


- Eso no interesa- dijo la rubia notablemente irritada. ¿Qué le pasaba?


- pues nadie te obliga es escuchar niñita – me defendi de inmediato


- y quien te crees tu para llamarme niñita!? la mama de tarzan?! – abri los ojos sorprendido


- mas que tu seguro!


Ella miro de soslayo al resto de la mesa, todos nos miraban sorprendidos; aunque ese chico bajito parecía sonreir. Una de las chicas nos invito a continuar con la platica estudiantil, algo me dio el deseo de restregarle en la cara a esa chica lo buen líder que podía ser.


- han mantenido su rendimiento por lo menos en las primeras pruebas del año.


- ultimo año- dije lo mas pretencioso posible- debo admitir que esta en la perfeccion. Han tenido disciplina, obtenido buenas notas, no puedo quejarme.


La rubia bufo con desden


- que te pasa?- pregunte ya aburrido de actitud


- ultimo año! ultimo año en la perfeccion! ja! todo sabemos que ustedes son lo mas bajo de todo el instituto. No me vengas con ese concepto hippie que los 70 ya pasaron, devuelvete a tu epoca.


Basta! La chica llego a mi limite.


- mira, pedazo de mierda! tu no tienes de que hablar, quiero decir tu año debe estar sumido en la total anarquia si fueron capaces de elegir a alguien sin cerebro como tu como su presidenta – me arrepentí por un momento de mis palabras, ¿ como se me ocurre hablarle asi a una chica?


- a mi no me hablas asi, pequeño indigente, dime que son esos harapos con los que andas, que? se los robaste a alguien de la calle?


El arrepentimiento se fue tan rápido como llego, esta chica era un caso aparte. No podía quedarme como idiota con los brazos cruzados.


- bueno si la señorita tiene tanto dinero porque no le pides dinero a papito para que te consiga un verdadero cerebro, no un propiedad de una mosca.


Su rostro se miraba furioso, y como una leona salvaje salto sobre mi, el impacto de su golpe hizo que perdiera el equilibrio. Caimos al suelo. La chica no parecía tan delicada como aparentaba, sin asco alguno me jalaba el pelo, una extraña sensación me embargo, tan rara, tan incomoda que en busca de deshacerme de ella gire sobre la chica y quede encima de ella


- Señor Zabel! Señorita Stroup!- grito la directora.


Nos levantamos rechinando los dientes. Senti un dolor punzante en mis labios, me lleve una mano a la boca y note la sangre


-Mierda! me ha partido el labio!


Ella me miro de aventón, juraría que sonrio.


- Salgan del auditorio, el lunes, como castigo, me traeran un ensayo, acerca de la problematica de la violencia.


La chica abrió la boca de manera brutal y salió enojada del auditorio. Me deje caer en la silla de nuevo, todos me observaron como si fuera un bicho raro. Regrese mi mano a la boca y al ver que todavía había sangre me limpie con la camisa.


- Animal! – exclame


¿Cómo era posible que alguien como ella fuera tan…animal? Quiero decir, no soy partidario de la belleza superficial ni nada por el estilo pero no puedo negar que esa tal Elizabeth es, bueno, bella. Cuando entre al instituto no pude evitar fijarme en ella asi como todo chico a hecho en algún momento de su vida, es imposible ignorarla. Claro, luego baje de esa nube, aterrize y luego estaba Olivia. Aunque no le hable, de hecho nunca estuve a menos de 4 metros de distancia, me la imaginaba como alguien, superficial si, como toda chica popular, pero jamás me cruzo por la mente que seria tan odiosa.


- Te gusta hacer espectáculos, verdad?


Levante la vista y me encontré con Andrew.


- Que puedo decir? Naci para estar bajo la luz del reflector – respondi sarcástico – ya vámonos


Salimos del auditorio, el bullicio quedo detrás de la puerta giratoria.


- Quien diría que una chica te daría tan buen puñetazo –dijo concentrado en mi labio partido


- No fue un puñetazo, me aruño


- Si tu dices – sofoco una risa -Fuera de las bromas, que rayos paso ahí?


- Esa chica! La muy imbécil comenzó insultarme, tenia que hacer algo!?


-  en verdad Adam, pelear con una chica? no crees que te pasaste?


-  si te refieres al hecho de que es una chica si, pero es que tu no le hablaste a esa... esa... creida, se las daba de la mejor, que no fuera que respeto a las mujeres ahi mismo le hubiera dado un buen puñetazo,


-  aun asi viejo...


- era insoportable, Andrew! no se como le hare para aguantarla a mas que las asambleas son todos los viernes. Niñita idiota!


- Calma – elevo las manos, suspire – tengo una idea, que haras esta noche?


- No voy en esa dirección y lo sabes


Andrew se tiro una carcajada.


- Ni yo compadre, y aunque lo fuera, serias el ultimo hombre en el que me fijaría


- Entonces?


- Un amigo de hermano hara un fiesta esta noche, te parece si nos colamos?


- Ah…no creo estar de humor


- Vamos! No seas un amargado – paso su brazo por mi hombro –nada mejor que beber licor hasta desfallecer para olvidar todo esto.


- Tienes razón! Me apunto! Todo con tal de olvidar a esa odiosa chica.

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